Sobre Caliu
Es la unión de muchas cosas esenciales para nosotros: Cera, como materia que transforma y se deja moldear, y Caliu, que en nuestra lengua significa calor humano, cercanía, abrigo, hogar. Ambas palabras nos definen y nos inspiran cada día. En nuestros hogares, siempre encontrarás luces cálidas, suaves, que nos acompañan a sentir, a vivir, a parar. Para nosotros, la luz no es solo un elemento decorativo, es una manera de generar bienestar.
Nuestra Historia
Querían velas que expresaran su estilo, que representaran sus colores, que acompañaran sus mensajes… pero lo que había en el mercado era genérico, impersonal, poco cuidado.
Esa conversación nos abrió los ojos: si ellos lo necesitaban, muchas otras personas también. Gente que quiere cuidar cada detalle de lo que hace: fotógrafos, terapeutas, tiendas, creadores de contenido, hoteles, marcas… personas y proyectos únicos que merecen velas únicas.
Así nació la idea
Decidimos que íbamos a crear nuestras propias velas. Desde cero. A mano. A nuestra manera.
Queríamos que cada vela reflejara lo que somos como familia: calidez, belleza, simplicidad, cercanía. Y así empezó el viaje.
El descubrimiento del yeso: Entramos de lleno en el mundo del yeso. Y a través del método prueba-error, dimos con los cuencos ideales para
nuestras velas. No eran los típicos que ves en cualquier web. Eran nuestros: elegantes, suaves al tacto, con formas que embellecen cualquier espacio.
Cuencos que, donde los pongas, crean caliu (calor humano, cercanía, hogar).
El reto de la cera y la mecha: La cera debía ser especial. Queríamos que fuera ecológica, vegetal y de pequeño comercio.
Encontrarla fue un proceso lento, pero esencial. Lo mismo nos pasó con las mechas. Probamos de madera, simples, dobles,
barnizadas en aceite de oliva, bañadas en cera… nada funcionaba como esperábamos.
La llama no era estable, la cera se consumía mal, la vela se ensuciaba… Lo que parecía fácil se convirtió en un auténtico desafío técnico y artesanal.
Pero no nos rendimos. Y después de muchos intentos, encontramos la combinación perfecta entre cuenco, cera y mecha.
Una llama suave, clara, limpia. Una vela que se quema como debe: lentamente, en silencio, con elegancia.
100% Hecho a mano
Detrás de cada vela que creamos, hay muchas más cosas que cera, mechas y aromas. Hay ideas compartidas, tardes de ensayo y error, discusiones familiares sobre colores, formas y fragancias.
Hay manos manchadas de yeso, pruebas fallidas, y también la alegría de encontrar una combinación que por fin funciona y nos emociona.
No ha sido un camino fácil, pero ha sido profundamente nuestro.
Este proyecto nació en familia, y se mantiene con amor, esfuerzo y cabezas que no paran de pensar.
Cada persona que forma parte de este pequeño sueño ha aportado algo único:
una idea, un aroma que evoca infancia, una forma que se siente acogedora, una combinación de colores que nos hace sentir en casa.
Hemos trabajado con nuestras manos, sí, pero también con nuestro corazón.
Cuidamos del planeta
Nos gusta lo que lleva tiempo. Lo que nace sin prisa, sin presión, sin una meta inmediata más allá del simple deseo de hacer las cosas bien. Nos gusta lo que se crea con intención, lo que pasa por las manos, lo que evoluciona, se prueba, se repite, se afina, se observa de nuevo hasta que finalmente encuentra su forma. Nos gusta ese tipo de belleza que no necesita gritar para llamar la atención, porque brilla desde dentro, porque está hecha de cuidado.
En Cera i Caliu creemos profundamente en los procesos lentos. En lo que no se acelera, en lo que no se delega sin pensar, en lo que no se automatiza porque perdería su alma en el camino. Cada uno de nuestros productos nace así: desde la calma, desde el respeto, desde el deseo de crear objetos que no solo sean bonitos, sino que también estén bien hechos. Que tengan una historia. Que sean sinceros.
No compramos por comprar. No acumulamos materiales sin conocer su origen ni seguimos tendencias que no sentimos nuestras. No trabajamos con proveedores gigantes ni con soluciones fáciles. Preferimos mirar cerca, colaborar con personas reales. Con proyectos pequeños como el nuestro. Con gente que también madruga, que también se mancha las manos, que también se pregunta si lo que hace tiene sentido. Personas que comparten con nosotras una visión del mundo más sostenible, más humana, más consciente.
Cada vela, cada recipiente, cada aroma, pasa por nuestras manos. Literalmente.
Los cuencos de yeso los vaciamos uno a uno, los lijamos con paciencia, los sellamos con mimo. Ninguno es exactamente igual a otro. Y no queremos que lo sea. En esas pequeñas diferencias está su verdad. En esas texturas únicas, en esas imperfecciones mínimas, está la huella de lo artesanal, lo auténtico, lo vivo.
Seleccionar los aromas es, para nosotras, casi un ritual. No buscamos olores vacíos o artificiales. Buscamos atmósferas. Sensaciones. Recuerdos. Queremos que nuestras velas huelan a algo que te ancle al presente o te devuelva a un lugar seguro. Que puedas cerrar los ojos y pensar “esto me recuerda a…” o simplemente sentir que estás donde tienes que estar. Detrás de cada fragancia que hemos elegido hay decenas —a veces cientos— que hemos descartado. Porque no decían nada. Porque no conectaban.
Y en cada decisión, por pequeña que sea, siempre nos preguntamos lo mismo: ¿Esto nos gustaría tenerlo en casa? ¿Nos acompañaría en una tarde de creación?
¿Lo encenderíamos en una pausa? ¿Nos daría paz verlo sobre una mesa, al lado de un libro, en el borde de la bañera, al final del día? Ese es nuestro filtro.
Sabemos que podríamos hacer más cantidad, en menos tiempo, con menos implicación. Pero también sabemos que entonces dejaría de tener sentido. Que dejaríamos de ser quienes somos. Y que las velas que hiciéramos dejarían de tener la luz que ahora tienen: la que no solo alumbra, sino que también cuida, abraza y transforma.
Cera i Caliu es un proyecto hecho de gestos pequeños. De decisiones conscientes. De valores que elegimos defender, incluso cuando es más difícil.
No creemos en el “usar y tirar”. Creemos en lo que se queda, en lo que se transforma, en lo que tiene alma.
Si has llegado hasta aquí, ya lo sabes: lo nuestro no son simples velas. Son pedacitos de tiempo, de cariño, de intención. Son objetos con memoria. Son luz con historia.
